Aunque masticar bien parece un hábito muy sencillo, lo cierto es que muchas personas tienen problemas para masticar correctamente los alimentos y como consecuencia se pueden sufrir algunos problemas de salud digestivos y, de hecho, esto puede influir en el aumento de peso.
Muchas personas aún ignoran este hábito, sin saber que es determinante para tener una buena digestión y mejorar el metabolismo. Cada vez que introducimos los alimentos en nuestra boca y los masticamos, estamos cumpliendo con un paso muy importante de nuestra digestión.
Las enzimas son unos catalizadores bioquímicos encargados de acelerar los procesos químicos que suceden dentro de nuestro organismo. Son absolutamente necesarias para la vida, ya que sin ellas nuestras células no podrían realizar los trabajos de supervivencia. Existen diferentes tipos de enzimas especializadas en cada función del organismo. Con la saliva segregamos ptialina, que es la enzima encargada de descomponer los hidratos de carbono. Si no masticamos bien, no damos tiempo a que se segregue la saliva y esas moléculas no podrán descomponerse con eficacia y tendrán que ser otros órganos y otras enzimas las que lo hagan, forzando así la maquinaria inútilmente.
Además, la saliva ayuda a que se cree el bolo alimenticio y las papilas gustativas proporcionan información al cerebro para estimular la secreción de diferentes sustancias, dependiendo de la composición de ese alimento.
En general, cuando no masticamos bien, estamos desperdiciando enzimas y forzando a que determinados órganos trabajen más de la cuenta. Por otra parte, cuando no descomponemos bien los alimentos, el organismo no es capaz de separar las sustancias beneficiosas de las sustancias tóxicas, favoreciendo así la desnutrición y la intoxicación de nuestro cuerpo.
Si mantenemos esta mala práctica de no masticar durante toda la vida, lo más probable es que acabemos teniendo algún problema digestivo como impidiendo su correcta descomposición y lubricación para eliminar los desechos posteriormente. Además, provoca sensación de pesadez, gases, atascos en el colón o estreñimiento, entre otros.
También cuando no masticamos correctamente los alimentos también estamos dificultando la función de los órganos encargados de metabolizarlos. Las digestiones pesadas ralentizan el metabolismo y disminuyen el gasto calórico.
Y finalmente, un metabolismo lento es sinónimo de aumento de peso, ya que el cuerpo no quema las calorías fácilmente y acumula desechos que le cuesta trabajo eliminar. Pero, además de esto, no masticar bien los alimentos provoca que comamos más de lo debido, ya que no experimentamos esa sensación de saciedad que deberían aportar los alimentos.